Se puede continuar admirando el Foro desde la acera de la avenida y al final de esta se llega al grandioso Coliseo, todo un símbolo del imperio
El Colisseo, es imposible pensar en Roma sin referirse al Coliseo uno de los monumentos más grandiosos y significativos de la ciudad. Esta gigantesca arena fue construida por orden del emperador Vespasiano hacia el año 70 d.C. El anfiteatro fue inagurado por Tito en el año 80 d.C. con una sserie de festejos que duraron cien dias y vieron el sacrificio de mil fieras. El Coliseo tiene 50 m de altura, 190 de longitud t 157 de anchura. Los historiadores dicen que sus gradas –accesibles a través de 80 entradas- podián albergar entre 50.000 y 73.000 personas sentadas. En el Coliseo tenían lugar luchas de gladiadores y espectáculos públicos. La fachada exterior del edificio se compone de cuatro partes distintas, unidas entre sí en perfecta armonía. Son tres hileras de arcadas, sustenidas por medias columnas de estilo dórico, jónico y corintio, mas una cuarta parte –el ático- maciza, pero aligerada con pilares y ventanales
Fue decorado con finos mármoles, estatuas y frescos en las paredes. A lo largo de los siglos XV y XVI, el mármol que lo recubría fue arrancado para reutilizarlo en otras construcciones. Entre otras, se utilizó para el Palacio Barberini. Un conocido dicho latino dice Quod non fecerunt Barbari, fecerunt Barberini (lo que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini).
En 1980, la Unesco declaró el centro histórico de Roma, incluido el Coliseo, Patrimonio de la Humanidad
Frente al Coliseo hay una entrada de metro, que haciendo transbordo en la parada Termini nos llevó hasta la parada Battistini para poder coger el transporte que nos llevaria al hotel y descansar de esta tarde tan aprovechada.
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