Llegamos a la Basílica de San Pedro, la iglesia más conocida del planeta, uno de los simbolos de la Ciudad Eterna y la más importante meta los peregrinos católicos. La enorme basilica esta situada sobre la tumba de San Pedro, apostol y primer Papa. En realidad la iglesia primitiva, construida por el Papa Silvestre I en torno al año 326, era muy distinta de la que conocemos hoy. La forma actual de San Pedro se debe al papa Nicolas V que, en 1452, decidió reconstruir completamente el edificio. Las obras duraron un total de 300 años. En la realización de la nueva basilica se fueron sucediendo los genios de la arquitectura del momento, Bramante,Sangallo, Miguel Ángel y otros. Finalmente los acabados fueron obra de Bernini. La espectacular basilica, es de una gran belleza. Puede acoger a 60.000 personas, sus dimensiones 185 m de longitud y 119 m de altura.
En el centro de la iglesia se encuentra el altar papal, coronado por el famoso baldaquino en bronce, creado por Bernini, realizado entre los años 1624 y 1632. Con sus 29 metros de altura, fue encargado por el papa Urbano VIII Barberini (1623-1644) para que llenara el “vacío” debajo de la cúpula y creara un movimiento ascendente. El baldaquino está formado por cuatro colosales columnas salomónicas en espiral con estrías, ramas de olivo y laurel, rematadas por capiteles corintios; la cubierta, con volutas y estatuas angulares de extraordinaria elegancia, culmina en una esfera de bronce dorado.
En el ábside se encuentra la Cátedra de Pedro, esculpida por Bernini en el año 1666. Se trata de un trono de bronce sobre el que reposa una silla de madera y que supuestamente se trata de la cátedra de Simón Pedro, si bien lo más probable es que sea la silla en la que fue coronado el emperador del Sacro Romano Imperio Germánico Carlos el Calvo.
Otra magnífica obra de arte de Bernini que puede contemplarse en el interior de la basílica de San Pedro es la tumba del Papa Alejandro VII. Bajo los pliegues de la sábana de mármol se reconoce —si se observa con detenimiento— un esqueleto de tamaño real con un reloj que indica al papa el tiempo transcurrido.
La Piedad ocupa la primera capilla de la nave lateral derecha, tiene una altura de 1,75 m y descansa sobre una plataforma de 1,68 mt. de ancho. Miguel Ángel terminó esta obra en el año 1500, cuando tan sólo tenía 25 años de edad. El autor firmó su obra en la banda del pecho de María con la inscripción: Michael Angelus Buonarrotus Florentinus Faciebats ("el florentino Miguel Ángel Buonarroti lo hizo"). Por desgracia, esta magnífica obra escultórica únicamente puede contemplarse a través de una espesa luna de vidrio blindada. La instalación de tal protección tuvo lugar después de que en 1972 un perturbado mental atacara la escultura con un martillo, causando graves destrozos.
La más importante aportación de Miguel Angel fué la gran cúpula que se encuentra justo sobre el altar mayor y la supuesta tumba del Apóstol Pedro; que a pesar de su peso, parece flotar en el aire, la cual es terminada por los arquitectos que sucedieron a este gran artista como directores de la obra. Los mosaicos del interior son de Giuseppe Cesari y representan las distintas jerarquías de santos. La cúpula tiene un diámetro de 42,5 metros y una altura de 132 metros.
Ninguna silla ni banco obstruyen la visión; el ojo vaga libremente sobre la brillante superficie del pavimento de mármol de la basilica, en donde hay espacio para miles de personas.
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