Salimos temprano y nos dirigimos a Pompeya.
Un recuerdo espantoso de las fuerzas malignas ocultas de las profundidades del Vesubio, Pompeya es el yacimiento arqueológico más sobrecogedor de Europa y una de las atracciones turisticas más visitadas de Italia, declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco.
Pero su atractivo va más allá del turismo. Desde el punto de vista arqueológico, tiene un valor incalculable, en gran medida por el hecho que no quedó arrasada por el Vesubio, sino enterrada por una capa de lapilli (piroclastos de piedra pómez incandescente),el 24 de agosto del año 79 d.C. como describió Plinio el Joven en su célebre relato de la erupción.
Entramos por la Porta Marina y llegamos al Foro, cubierto de hierba,era la plaza mayor de la ciudad, un gran rectangulo peatonal rodeado por columnas de piedra caliza.
Al fondo del Foro se ven los restos del Templo de Júpiter, del cual se conserva uno de sus dos arcos de triunfo.
Y a un lado del Foro se conserva el Granero, donde ahora se almacenan cientos de ánforas y muchos moldes de cuerpos.
Cerca de alli está el Macellum, que era el mercado principal de carne y pescado. Desde el mercado, por la Via degli Augustali se llega al Lupanare, el mejor conservado de los burdeles de la ciudad. Se trata de un edificio con habitaciones decoradas con algunos de los frescos más picantes de Pompeya
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