Como que aun era temprano, nos fuimos a ver la Piazza Barberini, en el centro tiene la Fontana del Tritone, creada por Bernini en 1643 para el Papa Urbano VIII patriarca de la familia Barberini.
Cuatro delfines sostienen una enorme concha en la que el dios marino Tritón aparece sentado y lanzando un chorro de agua a través de una caracola marina.
Alli cogimos el metro y nos bajamos en la parada del Coliseo, muy cerca de alli esta la basilica de San Pietro in Vincoli que data del siglo V, fue construida donde San Pedro fué condenado a muerte. Pero el verdadero tesoro de la iglesia se trata de la estatua de Moisés, una de las obras maestras de Miguel Ángel esculpida entre 1503 y 1513.
Volvimos a pasar frente el Coliseo y en su lado oeste se encuentra el Arco de Constantino que se construyó en su honor tras la victoria sobre su rival Majencio, en la batalla del puente Milvio en el año 312.
Y paseando dimos una vuelta por el Circo Massimo. El que fuera el mayor entadio de Roma ahora es una pradera verde.
Subimos por el lado del Foro hasta llegar a la plaza Venecia y alli sentados en una cafeteria esperamos que anocheciera.
Los monumentos de Roma no estaban muy iluminados esta noche, cenamos cerca del Panteón. Toda la zona del Campo de Marte, que estaba llena de trattorias con mucha gente, estaba muy animada.
A una hora prudente regresamos al hotel con un taxi.
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