
Nos paseamos por el Parque de María Luisa. En 1893, la infanta María Luisa Fernanda, duquesa viuda de Montpensier, cedió al pueblo de Sevilla la mitad de los jardines del palacio de San Telmo, en los que Alfonso XII y Mercedes disfrutaron de su idilio. Hacia 1929, con motivo de la Exposición Iberoamericana y gracias al diseñador francés Nicolas Forestier, se creó todo un museo de especies vegetales entre hermosos paseos y glorietas. Los exuberantes árboles y sus magníficas fuentes sirven para refrescar las calurosas tardes de verano. Subimos en un coche de caballos para dar una vuelta por el parque y nuestros pies lo agradecieron, nos encontramos con la plaza de España en obras, una verdadera lástima porque es preciosa.

Por la noche salimos a dar una vuelta por los alrededores de la catedral, nos sentamos en sus escaleras para escuchar a un violinista que hacia un concierto improvisado. La catedral y los alrededores eran preciosos.
El día siguiente visitamos el barrio de la Macarena y su hermosa basílica. El retablo del altar mayor de estilo neobarroco, alberga la Virgen de la Esperanza Macarena, una imagen anónima de finales del siglo XVII o principios del XVIII. El retablo fue realizado en 1949 por Juan Pérez Calvo y Rafael Fernández del Toro; la imaginería es del gaditano Luis Ortega Bru y el dorado de Antonio Sánchez. El conjunto tiene una altura de 12 m. La decoración del camarino de la virgen fue ejecutada por López Morelló. Al ser domingo durante la celebración de la misa hubo unos cánticos rocieros que nos encantaron.
Por la tarde estuvimos en la Catedral y la Giralda
Tras la Reconquista de la Ciudad por Fernando III "El Santo", La Catedral fue levantada a partir de 1402, sobre la antigua Mezquita mayor, de la cual sólo se conservan el alminar modificado (la Giralda) y el Patio de los Naranjos. Tras hacer una considerable cola entramos por la puerta del Príncipe
Una vez dentro pudimos admirar el enorme retablo de la nave central. La impresionante nave central aloja a dos carismáticas edificaciones: El Coro, flanqueado por grandes órganos y cuya sillería es obra realizada entre los siglos XV y XVI., y la Capilla Mayor, de cuatro plantas, que aloja el retablo mayor. Entre ellos se sitúan tres zonas anexas: la nave de San Fernando Rey, el crucero (cuyas bóvedas son las más altas de todo el conjunto) y el Trascoro. Un espejo en el suelo permite apreciar el trabajo de las bóvedas. La Sacristía Mayor fue comenzada a construir por Diego de Riaño y continuada por Martín de Gaínza, que la termina en 1543 y constituye un magnífico ejemplo del plateresco con ventanas elípticas y bóvedas abanicadas.
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