Aquella mañana estaba nublado, empezamos a empinarnos hacia el monte Dalsnibba, que tiene 1.500 m. de altitud, al salir al mirador hacía un viento frío, en las cimas aun había restos de nieve, en esta altitud no hay árboles y el paisaje era desierto, el lago Diupvant de un azul oscuro espejo de un cielo lluvioso, la carretera estrecha y la lluvia nos obligaba a bajar lentos y con cuidado.
Al llegar al mirador de Geiranger dejó de llover y pudimos hacernos las fotos típicas de Noruega con el fiordo al fondo, unas panorámicas espléndidas.
Comimos en el lujoso hotel Unión a orillas del fiordo, y allí cogimos otro ferry para llegar hasta Hellesylt recorriendo el Geirangerfjord.
Durante el trayecto por el fiordo de una hora de duración, nos encontramos entre paredes verticales cortadas por espectaculares cascadas con nombre de cuento “El velo de nupcial”, “El pretendiente”. Todo el fiordo es de una gran belleza, declarado por la UNESCO patrimonio de la humanidad.
Que maravilla y que fuerza tiene la naturaleza, otro lugar que tengo pendiente visitar.
ResponderEliminarSaludos
Intentando recorrer el mundo
Los fiordos son impresionantes, una maravilla. Los países nordicos es uno de mis viajes pendientes.Gracia por compartirlo. Un abrazo.
ResponderEliminarM.Eugenia: La naturaleza en Noruega está poco contaminada por ser un pais europeo.
ResponderEliminarSaludos.
Aventurera: Si vais a visitar Noruega la mejor época es en junio, pero uno va cuando puede.
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