Calanda







 El romper la hora

 “ Es una ceremonia colectiva impresionante, cargada de una extraña emoción que yo escuché por primera vez desde la cuna, a los dos meses de edad. Después he participado en ella en varias ocasiones, hasta hace pocos años, dando a conocer estos tambores a numerosos amigos que quedaron tan impresionados como yo.



Ignoro que es lo que provoca esta emoción comparable a la que a veces nace de la música. Sin duda se debe a las pulsaciones de un ritmo secreto que nos llega del exterior, produciendo un estremecimiento físico exento de toda razón.





En la época de mi niñez no había más de doscientos o trescientos participantes. Hoy son más de mil, con seiscientos o setecientos tambores y cuatrocientos bombos.




Hacia el mediodía del Viernes Santo la multitud se congrega en la plaza de la iglesia. Todos esperan en silencio. Si algún impaciente se adelanta en el redoble, la muchedumbre le hace enmudecer.

A la primera campanada de las doce del reloj de la iglesia, un estruendo enorme, como de un gran trueno retumba en todo el pueblo con una fuerza aplastante. Todos los tambores redoblan a la vez. Una emoción indefinible que pronto se convierte en una especie de embriaguez, se apodera de los hombres.








Los redobles se rigen por cinco o seis ritmos diferentes que no se olvidan. Cuando dos grupos que siguen ritmos diferentes se encuentran al doblar una esquina, se paran frente a frente, y entonces se produce un auténtico duelo de ritmos que puede durar una hora o más. El grupo más débil asume entonces el ritmo del más fuerte.







Los tambores, fenómeno asombroso, arrollador cósmico que roza el inconsciente colectivo, haciendo temblar el suelo bajo nuestros pies. Basta poner la mano en la pared de una casa para sentir vibrar.



Cuando el día siguiente enmudecen los tambores hasta el año siguiente y se vuelve la vida cotidiana, algunos vecinos de Calanda aún hablan a tirones, siguiendo el ritmo de los tambores,…”

Luis Buñuel

Del libro “Mi último suspiro”


                                                                                                                         
Nadie mejor que Luis Buñuel para definir esta impresionante concentración.

7 comentarios:

  1. Desdeluego ¿quién mejor que el maestro para explicar la tradición que él mismo universalizó?

    Desconocía lo de los diferentes ritmos y lo de los duelos, y la verdad es que me ha parecido muy curioso.

    Un abrazo

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  3. La rompida de la hora es sin duda, una de las maravillas que nos encierra Calanda, además de sus estupendos melocotones y su patrimonio.

    Como sabéis soy maño y conozco bien Calanda y su tamborrada de Semana Santa, es impresionante y habéis sabido describirlo de forma increíble y muy emotiva.

    Besicos y abrazos!!!

    A Salto De Mata
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  4. Lourdes tienes mucha razón, teniendo los comentarios del maestro, para que poner otros.
    Saludos

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  5. Miguel te agradecemos los comentarios, pero, esta descripción es de tu paisano Luis Buñuel del libro “Mi ultimo suspiro”.
    Saludos

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  6. Por mas que te lo decriban es emocionante estar allí. Una gran entrada.
    Saludos

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